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jueves, 1 de abril de 2010


Este es el relato, de un día normal de mi vida; y aseguro que no va a ser muy diferente al de cualquier otra mujer. Pero, ¿qué pasaría, si las mujeres fueran como los hombres, y los hombres como las mujeres?, aseguro a que ningún hombre podría soportar más de dos días como los vive una mujer.

Pediría que, si son hombres, traten de imaginarlo. A ver cuantos podrían caminar en tacones...

En un día normal (si eres hombre pon tu nombre aquí) se despertó y comenzó esta historia.

El despertador seguía sonando, ya sentado visualizaste que era un día importante; te metiste al baño corriendo, pero era justo y necesario lavarte el pelo, cerraste la ducha, (temblabas como pollito en rostipollos) mientras te ponías el acondicionador, para ser una buena persona y ahorrar agua; saliste del baño, ya mas tarde de lo que esperabas, conectaste la plancha de pelo (Tienes el pelo largo y se ve feo que andes todo despeinado) mientras te tragabas el desayuno, e ibas por toda la casa con prensitas pareciendo la chilindrina.

Después de una hora arreglándote lo más rápido que podías, estás listo; y al menos te queda la satisfacción de que estarás peinado unos cinco días, pues no planeas volverte a planchar el pelo.

Te ves en el espejo, sonríes; es un bonito día. Debes de ir a presentar el proyecto en el que estuviste trabajando tres meses seguidos sin dormir, pero crees que ha quedado bien y ha valido la pena.

Sales de tu casa, y como el lugar queda bastante cerca, decides caminar. Vas pensando en como lo presentarás y te emociona conocer a la competencia; sabes que solo los mejores serán tomados en cuenta.

Haz caminado 15 metros, cuando ves a tu vecina en pijama, con los pelos de la panza afuera y la pantaloneta a media nalga, te mira con ojos de deseo y te tira besos, susurrando algo que no puedes entender, pero que finaliza con un “que vecino mas guapo, vea que estoy sola toda la semana”. Quitas la mirada y aceleras el paso, tratando de olvidar tan desagradable escena de una cincuentona descuidada y bigotuda diciéndote obscenidades.

Caminas otros 50 metros, te das cuanta que adelante hay una construcción y todavía más adelante una casetilla de guarda; aceleras más el paso, después de unos cuantos, “machito venga y me lo…..”, “uyy miamorshhh….”, etc etc. Pasas la construcción y hasta suspiras, pero ¡momento!, ¡olvidaste la guarda!, ella te dice todo lo imaginable que no te habían dicho antes. (Recuerda que ahora eres mas pequeño, cualquiera de ellas podría hacerte cualquier cosa, sin tu poder hacer nada para defenderte).

Llegas por fin a tu destino, cansado y un poco aturdido, y conociendo por lo menos tres palabras nuevas, las cuales te da bastante miedo preguntar que significan. Respiras y miras a tu alrededor, eres el único hombre, como de costumbre, te preguntas nuevamente porque no habrán más hombres que se dediquen a lo mismo que tú, pero no le das importancia y sigues prestando atención al entorno.

A lo lejos te saludan, era tu antigua (Jefa, profesora, directora…alguien con poder), recordabas que siempre se te quedaba viendo y que era bastante incómodo tener que estar quitando la mirada; te saluda, y tú, cortésmente la saludas pero sin levantar mucho la vista; te dice que ella es parte del jurado que te evaluará. Tragas y se te hace un nudo en la garganta, reúnes todas tu fuerzas para volverla a ver y sonreírle, mientras de tu boca sale un afónico, “¡mirá!, que bien…”, no sabes donde meterte, y no sabes como sentirte, así que le dices que te disculpe y te vas, lo más lejos que puedes casi corriendo, mientras ves de reojo como ella se te queda viendo todo el camino.

Por fin ha llegado la hora, ves como todos empiezan a presentarse uno por uno, piensas en quienes son tu verdadera competencia; sabes que eres mejor que muchos de los que ya han pasado, que estás parejo con otros, y que también hay quienes están mucho más preparados; sigues viéndolos a todos, o a “todas”, llegó la hora de que presentes tu trabajo; empiezas a exponerlo poniendo toda tu expectativa en él, (trabajaste tres meses sin dormir).

Al minuto y medio, se oye una voz proveniente del jurado, “suficiente, el siguiente”; te dan ganas de mandar a la mierda a todos ahí; porque eres el único a quién no lo dejaron terminar, sin embargo solo respiras y bajas desanimado; piensas que obviamente el trabajo era peor de lo que pensabas, y aunque pasaste tres meses haciéndolo, piensas en volver después, con algo mejor.

Decides irte, pero inesperadamente te encuentras a una amiga, que va a presentarse también, ella te pide que la acompañes hasta que den el resultado.
Llaman a todos para dar el veredicto y con una sonrisa le deseas toda la suerte a tu amiga. Comienzan a dictar los nombres, ya estabas bastante distraído cuando escuchas de repente, como si algo te hubiera golpeado en la cabeza “-(escribe tu nombre aquí de nuevo)-”, de brinco y como si se te hubiera aparecido el diablo miras asustado y te quedas en shock. Tu amiga empujándote trata de hacer que te levantes para que recojas el certificado. Estas boquiabierto; caminas como por inercia hasta el podio donde los están entregando, lo recoges sin decir siquiera gracias, y te devuelves, aún con la boca abierta.

Al rato te despides de tu amiga, sumamente confundido. Llegan a felicitarte, incluyendo a tu antigua (Jefa, profesora, etc). De repente estás dentro de un círculo de mujeres que te dicen: “estuvo genial”, “te felicito”. Ahora si, sientes que te empieza a dar un tic nervioso, intentas sonreír, pero solo sale esa típica risa de chiste muy malo, que más bien suena como a murciélago en labor de parto. Sales corriendo de ahí, pasas por la caseta de guarda, por la construcción, por la casa de tu vecina…

Ya en tu casa, te tiras como si hubieras corrido la maratón en un sillón de la sala. Sale tu mamá y te pregunta que cómo te fue, lo que ella no tiene idea es que te estás haciendo la misma pregunta, prefieres tan sólo responderle: “bien, bien, después me dicen”, mientras subes las escaleras todavía como por inercia.

Te das cuenta que hay un concierto en un parque al aire libre como te gustan, te cambias y te vas. Cuando llegas, pretendes olvidar todo lo que pasó en el día, es uno de tus grupos favoritos, así que te vas al frente de la tarima a bailar y desestresarte.

Ha pasado solo canción y media cuando ves que se te acercan tres muchachas, no por ser clasista, o talvez un poco, apenas identificas en ellas la moda reguetonera, te tocas las bolsas para ver donde está tu celular. Ya intranquilo, y cuando te quitaron el matiz de tu pieza favorita, sigues medio bailando, medio volviendo a ver; al poquito tiempo, ves que ya se acercaron mucho, e intentas irte corriendo para atrás, ya te vieron con ojos de que te van a asaltar así que decides irte; llegas y buscas un lugar donde haya bastante gente y empiezas a llamar a tus amigos para preguntarles donde están, sabes que de seguro alguno anda por ahí.

Hablas con una amiga y te dice que la esperes en X lugar; vas al lugar y te sientas en la barra, por fin con un poco de paz, no quieres nada más que esperar a que venga tu amiga para poder contarle todo lo que había pasado. Al poco rato se sienta a la par una muchacha que te invita a un trago, recuerdas las típicas películas a lo “hembra que se respeta”, sonríes y dices: “no, gracias”, esperas unos segundos a que ella se levante y se vaya, pero al ver que eso no pasa decides levantarte e irte de la barra.

Buscas una mesa, cuando ves que entra ¡La Mae!, ves que se acerca y la sigues con la mirada. Ella te vuelve a ver y se va a sentar contigo. Piensas que al final del día algo mas o menos bueno tenía que pasar. Empiezas a hablar con ella, ya que tu amiga nada que aparece; después de un rato y unos cuantos besos ella te pregunta si quieres ir a otro lugar; tú, que obviamente sabes lo que significa, haces un esquema en tu mente, primero recuerdas que no la conoces, que te puede hacer cualquier cosa y quedarías indefenso, que puede ser una loca psicópata; luego piensas que no te depilaste las piernas, que no tienes condones y que no andas la ropa interior que te gusta; después caes en razón, sabes que es una estupidez y que estas esperando a tu amiga, entre beso y beso tratas de apartarla y decirle que no pero ella sigue, (por supuesto era algo que también estabas disfrutando) ya arrinconado corres la cara y le dices más seriamente que no, aunque todavía en un tono amable, a lo que ella responde tirándose encima de ti, diciéndote que no fueras tonto, que te fueras con ella. Reaccionando rápido te la quitas de encima de un solo, le dices que te tienes que ir, coges tus cosas y sales, mientras todos te miran, incluyendo a la muchacha de la barra, sales de ahí con la cabeza abajo para que no te reconozcan muriéndote de vergüenza y sin haber cometido ningún delito.

Llamas a tu amiga a la salida del lugar y te dice que ya está llegando, la ves, primero te cercioras de que no ande con el novio, que como de costumbre te odia, para saber que tan efusivamente la puedes saludar; te das cuenta que anda sola, la saludas y le ruegas que salgan lo más rápido de ese lugar.

Deciden ir a otro lugar cerca, estás ¡por fin!, en un lugar tranquilo con alguien que conoces, quieres contarle todo lo que te ha pasado, pero decides pedir algo de tomar y hablar de cosas buenas, la verdad, al menos podías disfrutar ese rato con ella.
Pasó el tiempo, y también los tragos por la mesa; tú aunque habías tomado, tan solo estabas un poquito mas desinhibido, ella se había encargado de tomarse al final los tragos que ya no querías.
Igualmente la estabas pasando bien, pero de un momento a otro tu amiga empezó a abrazarte mucho, como ya la conocías, tan solo le dijiste que ya había tomado suficiente, pero a diferencia de todas las veces anteriores, esta vez ella no hizo caso y siguió coqueteándote, tan solo te dio risa, pero sabías que era una buena hora para irse, le dijiste que ya volvías y que era bueno que fueran pagando todo; al levantarte habías dado tres pasos cuando te sentiste como en consultorio de urólogo gay, te diste la vuelta rápido para ver quién había sido, y solo viste a tu amiga, riendo; trataste de ignorarla e hiciste ejercicios de respiración.

Saliste a buscar un taxi, y la acompañaste hasta su casa, luego de ahí te fuiste a la tuya; al bajarte estaba lloviendo torrencialmente, por lo que en 10 segundos que duraste del taxi a la puerta ya estabas empapado. Llegaste mojado y decepcionado, (se te había mojado el pelo, así que de nada sirvió peinarse). Viste que tenías un recado de tus amigos, era una invitación para ir de paseo a escalar una montaña; entraste al baño escuchando el mensaje cuando te diste cuenta que te había venido la regla, de nuevo un esquema mental; montaña: no hay baños, ( recuerda que orinas sentado), no hay lugar donde cambiarte, no te vas a poder mover mucho y no tienes listo otro jeans que no sea el claro, en el que se va a pasar todo…, desanimado por todo esto, le contestas a tus amigos diciéndoles que gracias por la invitación pero que no vas a poder ir; justo en ese momento te llega el típico mensaje de tu amiga que dice: “perdón, estaba muy borracha”, le respondes que no importa, te pones un “pañal” para dormir, y te acuestas pensando en tu trabajo; nunca supiste que estaba bien y que mal, en realidad nadie lo supo nunca, ya que ni te dejaron presentarlo, aún así te escogieron…piensas y piensas hasta quedarte dormido. Luego se escucha el despertador, y todo empieza de nuevo…