Vuelvo aquí cada vez que caigo, puesto que aparentemente sólo deprimida puedo escribir. Es curioso como me escribo a mí misma, y sin embargo, siempre me leo como una espectadora.
Viví los dos mejores años de mi vida, aunque si lo ponemos en perspectiva, parece ser que sólo fue el 2018. ¿Qué tuvo este 2018 tan diferente? No voy a mentir, descubrí una droga mucho mejor que las miles que me dieron mis psiquiatras, el cannabis.
Soy una persona sumamente diferente ahora, y aunque leyéndome veo como tuve pequeños deslices de felicidad en el pasado, puedo asegurar que realmente nunca salí realmente de mi depresión antes del 2018.
Pasaron cosas que nunca imaginé: dejé de tener pesadillas diarias, dejé de sentir ansiedad por completo por laaargos periodos de tiempo (meses), empecé a tener fe en la humanidad y por primera vez creé proyectos que me hacían feliz en lugar de miserable.
Hoy escribo con mucho dolor, puesto que mis dos años de gloria se ve llegando a su fin. Tengo una semana exacta con ansiedad constante, pesadillas, vómitos... He caído de nuevo... Supongo que así deben de sentirse los adictos que recaen después de un largo tiempo sobrios.
Ya sé lo que me espera y aunque quiera volver con todas mis fuerzas a ese lugar de paz y felicidad, otra vez mi cerebro me hace pasar malos ratos, no puedo controlarlo, mi cerebro realmente me controla a mí de nuevo, la enfermedad me controla de nuevo...
No vale la pena, me digo constantemente, no vale la pena vivir tan enferma pero no hay mucho que pueda hacer por el momento.
¿Quién sabe?....
lunes, 20 de mayo de 2019
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